
Sométeme en este tiempo de dudas y fracasos
al claro de tu voz y a la brisa tibia de tu mano.
Soy tiempo entre las ruinas,
la llamada de todos los agravios,
sedienta noche,
fuego sin matices,
la arena y la huella,
la verdad y su reverso,
el pulso,
la respiración,
el océano,
la entrega,
parte del ayer,
lo perdido,
el naufrago,
la huida,
lo del todavía...
y aún así te sigo
como a la estela del pájaro
que trae en sus alas el amanecer.
Sométeme de nuevo
aunque sea al quehacer de los últimos días,
al devenir presuroso de un nuevo verano.
F