Soy parte de un desierto cuando me condena mi inocencia…
He llegado tan lejos
que incluso las cometas de mi niñez me esperan,
serenas y sin brillo,
ellas ya han visto lo que esconden las nubes
yo apenas me alimento de crepúsculos.
Puedo decidir sobre donde ir,
tengo unas monedas y un gabán no muy gastado
que puede recogerme en su anonimato.
Dentro tiene bolsillos,
allí guardo parte de mis recuerdos
como si fueran una flor seca o una carta antigua,
entregados a ser talismán de mis pasos
son lo último que mis huellas abandonan.
Será verdad que soy varios que desconozco.
Nada me trae más lejos
que el dolor incesante
o esta sensación de herrumbre
que mis huesos perciben con la lluvia.
Será verdad que hoy me debo a mi silencio.