ESTRAVAGARIOSIGLO21

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ESCRIBO PARA REDIMIRME DE MI MISMO

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jueves, 31 de julio de 2008

Es el día en el que los perros dormitan






Hay una miel sin esperanza bajo las hélices y las sombras de las
grandes mujeres y en la agonía del verano baja como mercurio
hasta la llaga azul del corazón.
A.Gamoneda




Es el día en el que los perros dormitan.
Las sombras se alargan en las fachadas
y en un cuarto puede sembrarse el dolor
a la vez que en las nubes se eriza el viento.
Hay demasiadas palabras en tu cuerpo,
preguntas que mis manos no conocen,
porque tú, sabes de lo cierto y lo seguro,
lo que alimenta entre dos panes
una boca hambrienta,
y yo, sólo puedo deshacer
el azul turquesa de tus venas,
buscando en las llagas de tu sangre
mi nombre oculto por tu voz humedecida.
Las hélices giran encima de nosotros
y su silencio sordo atruena las caricias
en un viaje en el que encontrarnos
hizo del camarote el signo preciso de la vida.
Espera, no te tardes en servirme,
deja de ser el guión perfecto de la gran mujer,
hermosa y hembra con tus manos crecidas en mi cuerpo,
este instante fugaz en que te miro,
y veo parte de la selva sagrada de tu alma,
retruena en mi memoria,
borra todos los últimos siglos,
porque existo en ti,
me disuelvo en ti,
muero en ti.



F

miércoles, 30 de julio de 2008

Estoy acostumbrado a las despedidas






He llegado, por fin; éste no es mi lugar, pero he llegado.

Antonio Gamoneda




Estoy acostumbrado a las despedidas.
Diría que he nacido en un muelle
y que paso el tiempo mirando el ir y venir de los trenes.
Es posible que sea como el pájaro reposado en los cables
y tenga la soledad como una certera compañía.
Ronca la tarde no puede deshacerse en los olvidos,
en su nieve he urdido un momento de silencio,
no sabéis cuanto silencio puede esconder un puñado de nieve.
A veces me parece que vivo en un mundo de noches,
guarezco en sus labios los errores,
¡maldita sea la sombra que besa mi suerte!,
Ahora descerrajo el alba,
sustento el calor de un cuerpo que no es el mío.
Una caricia, un abrazo, varios besos húmedos de flores
y esa mirada verde en la fuente del mar
me hace sostener un poco el día…
Recojo en gavillas todo lo que suma,
en torno al fuego hay un incendio intimo
prendido en todos los sarmientos de mi vida.
Si he de quemar los arbustos que sajan los desvanes
será una tarde
en que el crepúsculo necesite el púrpura
para aniquilar la agonía.


martes, 29 de julio de 2008

Me empapo de ti








Me empapo de ti y en tu desnudo el sudor se hace equilibrio.
Hay un sendero húmedo que lleva en tu boca la saliva.
Cada eterna caricia dura poco
y sin embargo un cuenco aceitoso
recoge en la memoria tu cuerpo y el mío.
No reconozco esta cama,
esta habitación donde me habitas,
puede ser un deseo o el error del insomnio,
pero tras esperarte y amarte sin tiempo,
cuando te encuentro soñando a mi lado
sólo con la piel y una tenue sábana cubriéndote,
registro los momentos como únicos.
Esa vela que alcanza un aroma de amanecer
golpea los cristales
y nos trae un mar encrespado,
un día difícil,
pero aquí todavía duerme la noche.




F

lunes, 28 de julio de 2008

El jersey







En torno a tus palabras
circulaba el aroma pretérito del parque,
su lluvia constante e indecisa
traía a mi memoria el otoño
en su cúspide, vencido ya noviembre,
cuando me hablabas del amor
y los desiertos del alma.
Tenías una mirada de hojarasca
y tu jersey negro de angorina,
largo hasta casi las rodillas,
con ese peinado de flequillo
sabía al aroma de nouvelle gauche francesa.
Quizás eso me impresionaba más que tu cuerpo,
el cual me deleitaba en aprender
en las lecciones de latín de tu buhardilla.
¿Dónde estarás ahora?
Nunca supe más de ti...
Sí, quizás fuera eso lo que más me hace recordarte,
ese viejo jersey negro de angorina.



F

Lou Reed 'Heroin' 1974 y sweet Jane




Desnúdame






Desnúdame.
Que tu abrazo se lleve el mar,
lejos, junto a las dunas,
ahora has de hablarme desde la lluvia.
Hay en tus ojos el sabor de los faros
pero tus manos me cuentan el dolor de las acacias.
Nunca asemeja un cuerpo el contorno del silencio
aunque no use más que palabras de magia y de misterio.
Para inundarme de ti debo aprender tu alfabeto,
escribir las sílabas húmedas de los recodos,
esmerar mi piel en el roce de la tuya
y dejarme llevar con los ojos ciegos
al fondo de tus profundidades.
Así sé que moriré ahogado
pero hay que cruzar el dintel de tu deseo
para naufragar una vez más contigo.

F

domingo, 27 de julio de 2008

Detrás del verano





Detrás del verano la nube era roja,
un secuestro de olas,
un murmullo guardando las sábanas.
La miel era de un cuenco
donde siempre estaban las manos.
La magia de la tarde
nos tendía su trampa,
y dormiamos el tiempo
como adolescentes,
cuando la vida
estaba rezumando su humedad
entre las sombras de las calles.


F

viernes, 25 de julio de 2008

Somos habitantes del miedo






Somos habitantes del miedo
y en su anchura arden los labios
preguntas de silencio.
Cada tiempo nos consume con su propia lentitud
y su espada sabe de nuestra piel,
nos desgarra con el acero de las horas.
Es ahora que miro atrás con el sabor del bosque
todavía entre los lienzos de mis palabras
y siento el vuelo de los pájaros serpenteando la tarde.
En la música persiste la lluvia con sus relatos antiguos
y un dolor de faros que anuncia los recuerdos.
El océano se hace oscuro y tiembla el horizonte.
Nada hay al otro lado de una mirada de olvido,
unas rosas marchitas en un jarrón,
una pequeña estatua de un viaje
y la vieja pipa devorada por un hombre que ya no está.

F

jueves, 24 de julio de 2008

Silvio Rodriguez Y nada mas

Con los restos de la noche en tus ojos








Con los restos de la noche en tus ojos, abrázame.
No hemos violado el reto del silencio.
Mi dolor camina por tu piel y sabes acariciarme
como si nunca más fuera a amanecer.
Detrás de los augurios y la tristeza camina tu voz,
un eco de adagio que arde entre las flores.
Nadie sabe cuanto guarda de ti mi ansia,
ni de los desvanes vacíos que surgen en el cielo,
ahora mis manos se deshacen en la lluvia,
pero ser un afluente de tu boca
me trae la dulzura de morir contigo
dándote las pocas monedas que me quedan.



F

miércoles, 23 de julio de 2008

Vendré despacio y seré el silencio




Vendré despacio y seré el silencio.
No hay argumentos para diseccionar el tiempo.
En cada instante el azar me sorprende
y de su mano siento, arrebatado,
los ecos del invierno.
Quizás sea demasiado tarde
para juzgar todas las palabras
que me preceden,
hoy soy su sombra,
su mirada cálida,
y ellas hablan abogando la locura.
Yo, miro y callo.

F

martes, 22 de julio de 2008

Después, el amanecer


Cruzo el dulce aliento de la noche.
Hay un reguero de luces que se asientan en mi piel,
saben ellas del sabor del tiempo y de la duda.
Callada en el mármol, la luna puede ser un nuevo desafío
o sólo el color intransigente del olvido.
En las pérdidas me desangro
y escucho las voces que nunca fueron mías,
todavía puedo enarbolar banderas
y esperar en un muelle
la subida de la próxima marea.
Hay en el río un destino,
nunca sabemos leer nuestro futuro,
ni siquiera yo que amo el transcurrir de los puentes
y su mirada abierta a todos los llantos.
¿Cuántas crecidas ha de tener mi vida
para nombrarme de nuevo tus labios?
Es larga la penumbra y su ocaso.
Podría escribir un alfabeto de silencios,
cada uno con su dolor y su sabor de hiel,
aunque no siempre en mi silencio se repose la tristeza,
a veces, camina la alegría entre los arcos sin voz del claustro.
Pendiente del desierto el sol abre su mano,
pueden las palomas evadirse en el sueño,
más yo, predigo un día de lluvia,
me duelen los huesos siempre que me cerca el agua.


F

lunes, 21 de julio de 2008

No me humilla



No me humilla sentirme vencido por la lluvia,
ni este ir y venir del agua entre mis manos.
En mi silencio puedo ser como la tierra:
huérfana de ti, un desierto
o su barbecho herido;
tras tu caricia un campo abonado,
una mies de dorado trigo,
el futuro pan,
la hogaza en su blancura.
Demoro el tiempo, paro todos los relojes
que me incitan a predecirme.
No me tiembla la mano,
es el dolor de sus raíces
que me intentan derrotar de nuevo.
Algo crece al norte, es el bosque,
quien tenga el poder de su voz
podrá abrigar la noche
y sentir en los pájaros la ternura.
Hay un incendio de palabras. Tú callas,
Pero sé de ti tanto como de la holgura del amanecer.
Nunca pudo el agua esparcir la arena
más allá de los límites probables de la imaginación,
esos que tú tienes en tu piel,
ardientes y sonámbulas hogueras
que me llaman desde lejos
y me nombran tan cerca.


F

domingo, 20 de julio de 2008

Regulo mis palabras y silencios







Regulo mis palabras y silencios.
Escapo como el humo en el aire y me visto de sombra.
Soy de noche y sé encontrar el néctar azucarado de sus horas.
Hay un desierto que viaja solitario en el viento.
Una bandera abierta en el canal de mis preguntas.
Un río oscuro que duerme entre los párpados de un puente.
Un muelle, un embarcadero,
sin más oración que un pobre farol amarillo.
Puede ser todo lo que me habita tan pobre
como los restos de una piel de serpiente abandonada
y tener yo suficientes monedas para amarte,
para pagarte las horas de tu dicha.
Una mano sin valor es un surco de azadón,
las mías reconocen el ciego dominio del deseo
y la humedad de una tormenta.
Ahora vete, amanece y te esperan,
siempre ha de haber una nueva lluvia que te traiga
cerca de mi voz y de mi boca.




F

SILVIO RODRIGUEZ - CON 10 AÑOS DE MENOS - PABLO MILANES

Siempre nos quedará París






Si esta habitación no tuviera los silencios de un hotel
nunca podrías recordarme como el amante de un verano perfecto.
Cada vez que llegas a París,
rehaces en tu mente todo lo que tu piel me dio,
ese rebuscar de las arañas en la sangre del otro,
la condena a sernos fieles en el pequeño transcurso de unos días.
La habitación te reserva su vista del Sena,
tus manos tiemblan un poco
cuando con la ventana abierta oyes el sonido de un violín
que deja notas conocidas por tu cuerpo…
pero pronto te rehaces, te sonríes
y exclamas “siempre nos quedará París
porque así fue y así será para los dos.


F

sábado, 19 de julio de 2008

viernes, 18 de julio de 2008

Reclamo sin rostro




Reclamo sin rostro la luz apaciguada.
Silencio, uno tras otro todos los silencios.
La arena en trozos desmigados,
una hogaza de pan en el tiempo
que se consume en su vela de aceite.
Es de noche y como todas las noches
oscuras tiembla la piel y su demonio,
la seda áurica de un sudario que me cubre,
la gota de sangre que esteriliza
el beso de tus labios húmedos.
Prueba el viento a ser brisa y se pierde,
ya nadie escucha la voz de su universo,
todos rodean al fuego y al incendio.
Rema en el río con tu boga de madera y brea,
sé el único que sabe de cuerdas
con que ahogar la aurora.
Sé su exterminio y su oración primera.
Oye la verdad del oráculo,
los monosílabos que la nombran
en el dolor del mar,
en el vuelo de las nubes
y en todas las palabras que callas,
como si nunca la hubieras amado
y sólo fuera una mujer más de tu encendida hoguera.
Ahora que te deshaces entre las sombras,
caerás en el abismo de la ausencia,
en el deseo del olvido, ese barco sin suerte
que siempre naufraga en el horizonte
cuando ya no hay nada que hacer
salvo volver a morir,
una vez más,
entre sus brazos.

F

jueves, 17 de julio de 2008

Fugacidad







En la fugacidad de una caricia anda el tiempo
prendido en los botones de la tarde
y en ese largo silencio que nos absuelve
de ser siempre nosotros.
Apenas somos la sombra húmeda de una palabra,
el pequeño esbozo de un sueño.
Un grito puede durar un segundo
o ser tan eterno como el final de un astro.
Hay días que enciendo el bosque al pensar en ti
y sin embargo tú estás lejos, cercando las nubes,
creciendo al ritmo de las alas de los pájaros
y en la línea roja y ardiente del horizonte.
Hay mañanas que me despierto
y siento tu sombra en la almohada,
entre tu pelo un largo viaje de arenas
y en tu piel el sendero que abre la luz
y despierta de nuevo al día.
Puede parecer que nunca se acaba,
y es así, no hay final, tan sólo instantes,
desayunos, llamadas, besos furtivos,
miradas con el calor de un carasol,
todo lo que esconde un año,
un decenio, media vida,
la conversación que dura sin hablarnos,
el escalofrío de un último surco,
la lluvia templada entre dos sexos,
esa larga definición de lo innombrable.




F

miércoles, 16 de julio de 2008

Reúno cuatro cosas sencillas





Reúno cuatro cosas sencillas en mis manos,
caben entre sus surcos.
Presagian el tiempo.
Son la humedad del palpito,
la longitud de la luz,
el perenne ir y venir de las mareas,
la sangre que abre y cierra el corazón,
nada que no se conozca
en el preciso instante del relámpago.
Toda la lluvia me empapa
y canto desnudo de ausencias.
Es verdad que muero muchas veces,
¿quién que tenga piel y sentimientos no lo hace?,
pero resurjo del fuego y la ceniza,
soy una nueva hiedra cada día
al calor de una llama,
al fervor de una voz,
en el sabio hacer de un silencio.



F

Velero en la noche





Hay en la noche una vela de barco desplegada,
espero la marea, ese instante fugaz del cuerpo a cuerpo.
Suena una música lejana,
una brisa de ocarina entre los árboles,
un tumulto de luces en el derrumbe de los astros.
Callo. Sonrío. Todo puede suceder entre los dos.
Oigo las drizas renacer al templar los cabos,
una humedad de voces agoniza.
El muelle se va quedando en su dolor de dársena.
Un faro me dice que tus ojos siguen siendo verdes.
Es posible que la noche sea larga.



F

martes, 15 de julio de 2008

Chove en Santiago....





A veces un concierto de música puede traer muchos recuerdos. Así me suele pasar con casi todos, vas a escuchar y de repente se agolpan con la melodía imágenes de sitios, personas o situaciones de tu vida pasada. No es malo esto normalmente para mi que tengo asumido como propio todo lo que me ha pasado y sentido. A eso no le tengo ningún temor.

Cuando anoche con el vientecillo fresco que nos hacia encoger sonó “Chove en Santiago” mi imaginación me transportó a esa ciudad y a los momentos, muchos, que he vivido allí. Fue un concierto maravilloso para mi que nunca había visto actuar a Luar na Lubre en directo. Aunque eché de menos a la antigua cantante...
Aun así no era de esto de lo que quería hablar. Ciertamente ver a Luar na lubre me trajo una gran alegría física y mental. Pero todo me hace pensar. Como si en cada momento de luz interior un nuevo resorte tensará las cuerdas que me sujetan al muelle.
Siento el tiempo, su verso cubriéndome con la ceniza, el desgarro continuo donde se pierden los deseos, las razones, lo que parece cómodo, lo que parece trascendente y eso sí, no hay nada que no me deje un nuevo roce en mi piel, un nuevo desgaste en lo diario. A veces me dicen que tengo miedo, como si eso fuera algo único en mi, o que me acomodo en el confort de lo posible, y también me sonrío al pensarlo...Todos caemos en lo mismo...Sigo pensando en el tren, el silencio, el olvido, la desaparición como terapia contra mis propios errores; tantos escombros detrás, tantos muros delante y hay que seguir aun después del aguacero, con todas las desolaciones y esas voces ajenas que te llaman a correr hacia delante...Puede ser que me vea como el viejo barco que pintó Turner antes de tomar su último viaje. Porque cada viaje es el último y siempre da un escalofrío al pensarlo....


F

lunes, 14 de julio de 2008

En el rumor de tu boca






En el rumor de tu boca soy el silencio
y allí te habito cuando las abejas de tu deseo
me nombran con la voz queda del bosque.
En el contorno rojo de tu lengua
quedan restos de mi piel:
es tu recuerdo,
hilo invisible
que cuando me piensas
vuelve a tus labios
y te vuelve a humedecer la noche.



F

domingo, 13 de julio de 2008

Si sólo soy azul






Si sólo soy azul no soy el bosque profundo en su silencio
que huye en el contorno de las alas de los pájaros,
guarecido entre montañas. Allí perdí mi rastro.

Someto mi mano a la tierra del valle, es ocre,
concebida para parir la vida
y, esponjosa, me da su calor de eternidad.
Ella sabe que tarde o temprano
he de volver a su regazo.
Me enrolo en un barco que visita los muelles de la luna,
en su mar de tempestades muertas sueño
y me asola sólo el despertar del nuevo día.

Si sólo soy azul no puedo ser el mar,
cada hora es un nuevo color que lo expande
y arrebata al arco iris la fuerza de la lluvia,
somete el agua al agua
y yo me ahogo en su delirio húmedo
donde el horizonte siempre se aleja.

No soy la tarde amarilla
vestida entre los toldos y la sombra
que al verano cumple con su sabor de limonada.
Hurgo entre los pliegues del ocaso,
encamino mi mirada a su rojo descenso a los infiernos
y soy un Dante cualquiera de la noche,
sin Beatriz siquiera,
pues busco la lujuria y no el blanco
azahar de la virtud suprema.

Prendo fuego entre las mieses
y me hago habitante del humo,
pavesa antes que ceniza,
luz azulada de un motel cualquiera,
en mitad de un desierto
o un club de carretera,
en plena desolación del alma humana,
que anuncia con sus luces de neón
que la noche, una vez más,
está dispuesta para consumirnos.




F

Rojo e impar



En los ombligos del silencio duermen los sueños.
Escuchando a Pink Floyd….



Despierta el día con un trozo de mi vida expuesto,
pero trae un rumor de rock sinfónico anclado en los muelles.
Puedo recordar pero no valoro, hoy no,
quizás sea el viento azul y frío que me alza
o sólo que la cantidad de estorninos que aguanto esta saturada.
Rojo e impar siempre han sido mis fichas,
"corazón no me enseñes más que pierdo el juego",
es cierto, la ruleta me hace sonreír,
ganar o perder es lo de menos,
desde niño he jugado mi mensualidad a las cartas
y por ellas he robado, mentido, engañado,
¿qué me va a enseñar la vida de eso?
sigue la melodía de los setenta,
es posible que hoy sea un gran día dice el periódico,
todavía me río de pensarlo,
mis manos reparten juego
pero es verano y no llevo las mangas largas,
es lastima pero no puedo hacer trampas….
¿hacen juego señor@s?


F

sábado, 12 de julio de 2008

Cuando no soy nadie







Mi estado metafísico es la tristeza


Cuando no soy nadie
y apenas puedo estar entre los incendios de la noche,
me recuerdo a las capitanas que cruzan los desiertos
traídas y llevadas por el viento.
Tu espalda puede traerme los reflejos de una batalla
y tu boca la sangre que han perdido
mis venas sajadas al amanecer.
Nunca es demasiado fuego
pero quizás las ocarinas del alma
sean como las que mueven los sueños en los árboles,
un viento negro que trae el aroma de las entrañas del bosque.
Ahora, es de noche, oscura y negra,
como los finales de todas las películas tristes,
con su tiempo de atardecer sujeto a la piel.
En la soledad de mi deseo
el océano se retira lejos,
tras las dunas y los montes,
con el temor de que nunca
vuelva a necesitarlo
y que al resumirlo en un verso tras mi mirada fiel
sepa escuchar que su silencio me ama.



F

viernes, 11 de julio de 2008

Ojala pudiera borrarte - Mana

Irse en la noche






Irse en la noche.

Sembrar de ausencias

las largas caricias de la piel

y en la estancia

dejar sólo el perfume de tu cuerpo,

sudor de un debito gozoso,

después que tu vestido fuera naufrago

que dejó su rojo entre mis manos ávidas de ti.

Ahora el aroma nuevo de tu garganta es de Chanel,

tus labios vuelven a brillar turgentes,

tus medias se vuelven a ceñir entre tus piernas

con ese liguero negro cercano a tus caderas

para que en ti

no quede nada de lo que hicimos antes.



F

jueves, 10 de julio de 2008

Ardiente y solitaria






Descalza en tus hechuras,
hembra ardiente y solitaria,
apenas me debes nada
y sin embargo sigues derrumbada entre mis manos.
Muro de raíces y de sueños te elevan,
entre todas eres el fuego, la llama,
el salterio donde cantar la noche,
esa mano de humedad que trae el mar,
el dolor de la lluvia de noviembre,
una boca que deshace,
sierpe azulada,
el rumor del bosque,
el pájaro en su silencio de alambre…
Puedo hablar de ti y tú nombrarme
y entonces viene la tormenta,
el diluvio se lleva todo lo que hemos escrito
y sólo nos queda reconocernos
en el sabor de la saliva
que dejamos en la piel del otro.




F

miércoles, 9 de julio de 2008

Puedo escribir de ti sin pronunciarte







Puedo escribir de ti sin pronunciarte
como puedo ahondar en el bosque
y no escuchar el canto de los pájaros,
desarmarme en la lluvia,
empaparme de la tormenta
o quedarme quieto en mitad de un silencio.
Muerto, sin voz,
duna en mitad de otras dunas
donde el desierto ensimismado
se mueve lento
en su vaivén de sueño y de lamento.
Puedo escribir de ti sin verte,
sin tocar tu piel,
besar tus labios,
sin dejar mi saliva en tus recodos,
ni oírte gemir la noche
al humedecer mi cuerpo.
Puedo escribir de ti
aunque te hayas ido a otro puerto,
a otra ciudad,
a otro hemisferio.



F

Quién te pronuncia....







¿Quién te pronuncia
desde las cumbres ardientes
de tus pechos?
Y callas consentida,
lasciva,
gozosa
en el oscuro frente
de la noche.
El fuego
puede ser
una lamina de agua,
saliva,
impronunciable bitácora
donde perdernos,
sin más,
un lecho de amantes
donde nada es importante,
salvo la piel recorrida y consumada
y ese fragor de selvas y océanos
que siempre trae el sudor
y el dolor del viaje.



F

martes, 8 de julio de 2008

Demórate en partir







Demórate en partir.
Sé el ancla que me ate a la vida.
Dormido entre tus pechos
puedo sentir el viento cálido del mar,
la brisa altana del atardecer.
Nunca presumí de ser un buen amante,
dudo de mí
y del instante fugaz
que me da el destino.
Ahora es un lance más del juego,
lo sé también como te siento respirar
junto a mi oído
mientras tarareas
una vieja canción de amor.
Puede ser el tiempo una promesa,
pero puede llevarse todo,
ser nosotros un bosque o una isla,
la jaima que esconde un oasis
en el silencio de un desierto
o los náufragos perdidos de un último viaje.

Demórate en partir...la noche espera.



F

lunes, 7 de julio de 2008

Un barco en la noche







He ahondado en el fondo de un pozo.
Erguido en las palabras he caminado alrededor
cayendo sobre mi
el agobio de todos los que me miran.
Puedo ser un hombre sencillo,
no es poco,
lleno de miedos que me envuelven,
como a todos,
deseos que aprisionan todos mis pasos,
músicas que han derribado mis amores
o me han consolado en mis destierros.
Unas cuantas caricias saben de mí
como también me reconoce la piel que escucha mi voz
y siente que estoy cerca, me siente respirar…
Aun así, sé que hay muelles que nunca me esperan
aunque tengan mi nombre escrito a tiza roja
y yo sea un barco más en la noche.



F

domingo, 6 de julio de 2008

Hoy






Hoy necesitaría ser la carne y la sed,
el fragor de una batalla de cuerpos desnudos,
ese instante de dos bocas abiertas mordiéndose mutuamente,
el sudor de una sábana blanca,
las manos que poseen el ámbar,
el color iluminado de una mirada de deseo,
el sexo húmedo abierto al otro
o erecto buscando la señal,
el puente hacia el abismo.
Desiertos habitados por pasiones
y un círculo de fuego que ensalce la noche
como si en ello estuviera el universo meditando.


F

sábado, 5 de julio de 2008

Las campanas de Bastabales




Campanas de Bastabales:
cando vos oyo tocar,
mórrome de soidades.

Rosalía de Castro



Un hombre puede oír tañer las campanas del atardecer
y pensar en el trascurso del tiempo,
en unos segundos pasa un tren
que le lleva hasta su infancia
y consigue alcanzar todas las estaciones de su nostalgia,
o puede ser que cada campanada tañe el nombre de alguien
y entonces las mastica lentamente,
una tras otra caen en el foso de sus secretos
trayendo de nuevo un episodio de su vida
que la memoria le esconde.

F

viernes, 4 de julio de 2008

.............................................................................







Tengo el dolor de las ausencias,
el hambre desmedida del felino
en la noche oscura y desolada.
Puedo ser un cerco de fuego
altivo en la humedad de tu cama,
y contigo salir ardiendo
en el fragor de nuestro encuentro
o sólo ser silencio en tus palabras,
al ahogarme como hiedra asesina
que nunca está conforme.

Llueve en el límite,
el mar dejó su costra de huidas.
Hoy los desiertos remontan,
crecen las dunas.
Sopla un viento negro.
La noche se dispara como un fusil sin tiempo,
una parada de metro vacía
o un pub con sus puertas cerradas y sucias
donde dormitan los abandonados,
son tristes lugares donde reposa mi mirada,
y mientras sigo los pasos del tigre:
te busco como si en ello me fuera la vida......




F

jueves, 3 de julio de 2008

Palabras






Hay palabras para todo lo que rodea nuestro universo,
las hay para el amor y la esperanza,
para la guerra, el armisticio, para la paz.
Hay palabras que nos hablan de la ausencia,
de la desolación, de la espera, del ayer, del mañana.
Palabras que nos rompen el corazón,
otras que nos alegran los instantes,
palabras para el deseo, lo fugaz, lo imposible,
todo lo que sirve para reír o llorar,
navegar, circular, correr,
viajar en tren o en barco,
despedir el día,
despedir el amor.
Hay palabras que sólo saben dos cosas,
otras son sabias y generosas,
hay palabras del pan y las aceitunas,
el aceite y los aperos de labranza,
de la fabrica, la tienda y todos los colmados.
Palabras que encierran un secreto,
palabras de fulleros,
ruines y embusteros,
ladrones y asesinos,
palabras de germanía
y palabras de fuste y tronío,
de alabanza y burla,
resquemor y deuda.
Palabras de requiebros, buscones y tahúres.
De vicios, guarderías, ciegos y borrachos,
palabras de niños, muchachos y viejos,
palabras anquilosadas, nuevas,
reaccionarias, justas y libertarias…
hay palabras para decir silencio
y hablar de los mares, de los ríos,
de todas las selvas y todos los desiertos…
hay palabras para todo el universo,
¿cómo no voy a tener palabras para decirte que te amo?



F

miércoles, 2 de julio de 2008

No serán los muelles del amanecer






No serán los muelles del amanecer
los que hoy me lleven lejos.
Hay tantas noches en ti
que es posible morir varias veces en tus brazos
y dejarse llevar en la marea,
al otro lado de la costa,
donde todavía circula el silencio
como la sombra de un hombre
o el deleite de una caricia.



F

martes, 1 de julio de 2008

Quiere el viento



Quiere el viento llevarte de mi palabra la humedad
como si el eco fuera parte de una tormenta
y este verano nocturno creciera en tu corazón
haciéndose salvaje e impenetrable bosque.
Muelles de espera en la mirada del hambre
y lluvia, mucha lluvia
trasladando el empapado enjambre
hasta los confines cercados por tu boca.
Seré un precio caro donde perderte,
en ello te ira la vida,
y no será en tu cama donde amaneceré,
salvo mi sangre encharcando tus sábanas
de mí no quedará nada,
aunque tengas un océano azul entre tus piernas
y en tus pechos aniden las águilas.
Cada mano tuya será una hiedra que subirá por mis muslos
y se abandonará en mi sexo para deshacerme,
mientras tus labios desnudarán mi alma
y deshojarán del aliento todos los silencios,
para que mi dicha sólo sea un racimo de horas
y un nuevo naufragio tras morir contigo.



F

Los trenes de la lluvia






Siguen los trenes solos rodando con la lluvia

P.Neruda



Puedo robarte un beso,
esperar que la noche sea sincera
detrás de esta lluvia sin rostro y sin medida.
Hay estaciones en que las palabras habitan los viejos estantes,
son como los números de un almanaque,
se graban en la soledad de las esperas
y hacen que los raíles forjen un sendero de encendido fuego.
Traerás algo más que tu boca al encuentro conmigo,
impreciso instante que marca un viejo reloj,
pero no zozobra el ansia de volver a verte
sólo que hay una tristeza alrededor del andén,
como si todos mís muertos
fueran a venir en el próximo tren.




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